Primera Profesión de Hnas. Anne Nikki y Veronica

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miércoles, 11 de febrero de 2009

Mi viaje con san Pablo

Soy Nikki, una chica que desea seguir el camino que San Pablo me ha enseñado a través de sus cartas. Yo realmente no sé cómo lo voy a realizar, pero de algún modo, desde algún lugar de mi corazón, algo me dice que puedo. Quiero compartir con todos una historia muy estimulante de cómo lo encontré y empecé a amar. Viviendo con el ejemplo que san Pablo me enseñó, supe que debería esforzarme más. Todavía recuerdo con claridad cuando estaba luchando para enfrentarme a mi enfermedad en el año 2007. Fueron unos tiempos de mucha angustia en mi vida. No pude dormir durante casi un mes, pues no comprendía lo que me estaba sucediendo. Entonces mi mamá me trajo al sacerdote, y me curó con sus manos. Me llevaron al hospital antes de este encuentro, pero no encontraron nada malo en mí. Ahora me doy cuenta que eso que hizo no fue por mi cuerpo, que es débil, sino mi alma. 

Todavía recuerdo esa experiencia durante las noches en que no podía dormir, pensando que sólo llegaría a la mañana siguiente, hasta que el Señor me curó por medio del sacerdote. Siempre le estaré agradecida a Dios y considero esta experiencia como un milagro, la curación es obra suya. La noche posterior a ser curada, logré dormir por primera vez. El sacerdote me invitó a leer algunas cartas de san Pablo, especialmente las de Romanos, Corintios y Gálatas. Empecé a leerlas y me pareció como si el escritor hablara conmigo personalmente. Después las fui leyendo más a menudo. Sinceramente, los mensajes que yo recibí, me ayudaron enfrentarme con mi debilidad espiritual. Todas sus cartas me dieron mucha esperanza para continuar adelante con mi vida. Mi relación con el apóstol fue profundizándose cada día más cuando volví a la universidad para estudiar mi último año de Comunicación. La aventura de san Pablo había comenzado.


El 29 de Septiembre de 2007 asistí a la celebración en la Jornada local de la Juventud. Soy miembro del Ministerio de Juventud de Claret (CYM) y fuimos invitados a unirnos el encuentro. Me encanta mirar a los sacerdotes y a las religiosas con sus hábitos. Cuando era pequeña, me daban ganas de escaparme con las monjas, a las que veía cuando mis abuelos me llevaban de forma habitual a la iglesia. Ellos estaban muy comprometidos en nuestra parroquia. Las cosas están cambiando, me decía a mí misma, cuando veía a todas las congregaciones que exponían sus respectivas propuestas vocacionales. Pero, antes de ese acontecimiento, yo fui encontrado a algunas hermanas, especialmente las Paulinas. Nunca había pensado que su nombre provenía de san Pablo, el escritor de mis cartas predilectas. 

Durante una de mis visitas al Relicario de Nuestra Señora del Pilar, compré una copia de la novena de Padre Pió y después leí su libro: Pió, el profeta de las personas. Cuándo llegué a mi casa, leía la novena y vi la dirección en la que podía comprarla. Así que llamé a ese teléfono y me contestó la hermana Bernadette. Ella me invitó a ir a la librería de las Paulinas. Visité el lugar con mi amiga espiritual, Julpha. Allí fue donde vi a la hermana Bernadette. 

Durante la celebración de la Jornada de la Juventud, nos encontramos, nos reímos mucho y hablamos sobre el programa. Nuestro ministerio animó las celebraciones con cantos. Después había charlas, en especial sobre la vida religiosa. Lo más alegre y festivo fue cuando las hermanas y los sacerdotes se pusieron a cantar y bailar juntos. Fue una experiencia maravillosa y allí fue donde me di cuenta de mi vocación., que, no obstante, tengo que ir discerniendo. El Señor me iba indicando cómo ir descubriendo sus propósitos sobre mí. A la mañana siguiente, después de haber estado despierta durante toda la noche, tuvimos una Misa temprano, con todos los jóvenes, los sacerdotes y las hermanas. Después de la Misa todos se prepararon para marchar. Pero yo me sentía muy triste, porque no había visto a las hermanas Paulinas. Pero el Señor trabaja de forma misteriosa. Mientras esperaba a mis compañeros, vi a una hermana que estaba quitando los carteles vocacionales. 

Me puse a ayudarla y entonces me dijo que ella era de las Hijas de san Pablo. En seguida supe que era la hermana Niña. También encontré a hermana Alicia, que es una persona con una sonrisa encantadora. Hablamos y, en seguida me dio un libro de la venerable Tecla Merlo. Le di mi número de teléfono y empecé a visitar la librería mucho màs a menudo de lo que lo hacía antes. En seguida me familiaricé con las otras hermanas y todas llegaron a ser fuentes de inspiración para mí, cuando me fueron contado cada una la historia de su vocación. La hermana Alicia llegó a ser una amiga y mí directora espiritual, porque ella me ha enseñado mucho. Aprendí cómo era su apostolado y su trabajo en la Iglesia. Además conocí más de acerca de san Pablo y a las hermanas de las Hijas de san Pablo, que recibían su nombre de mi santo favorito. La relación con san Pablo se fue profundizando más cada día que pasaba. Fue entonces cuando yo recibí un milagro por su intercesión. Esta es mi experiencia. 

La hermana Alicia me pidió que si me podía unir para celebrar los nueve días de la novena en torno a la fiesta de la Conversión de san Pablo. Ella me pidió que fuera yo la que cantar las canciones de la novena. Y le dije inmediatamente que sí. Sentía dentro un gran agradecimiento al santo por todo lo que había aprendido en sus cartas. En esos nueve días yo estuve orando fervorosamente al Señor y pidiendo a san Pablo que me diera sabiduría para no equivocarme durante la competición. Yo lo veía enormemente dificil por la cantidad de estudiantes de distintas universidades que se habían unido al acto. Oré profundamente pidiéndole a san Pablo que me ayudara durante el concurso. Y estaba completamente segura de que él intercedería por mí. No obstante, durante la competición estuve demasiado nerviosa. Pero despues me sentí más fuerte cuando conseguí mi número, ya me sentía con calma y relajada.

Cuándo me tocó el turno de hablar, yo se lo ofrecí al Señor, a Maria y a san Pablo. Después de cinco minutos me sentí segura después de haber terminado mi conversación. Me preguntaba qué es lo que había dicho. Sentía que el Espíritu Santo me había indicado lo que debía decir en esos momentos. Miré hacia atrás, donde se había sentado mi maestro y mis otros compañeros. Fue entonces cuando mi maestra me dijo que había ganado. Cuando yo la oí, salté y grité de alegría. Todos sentimos una gran felicidad y mi maestra y yo lloramos con lágrimas de alegría. Yo nunca había creído poder ganar el concurso porque había muchos representantes de sus proprias universidades. Entonces sentí la bendición del Señor.

Esa tarde rezamos el Rosario y asistimos a Misa como acción de gracias a Dios. Y no sólo era `por haber recibido tantas gracias del Señor por la intercesión de san Pablo. Mis otros compañeros de universidad también ganaron en las otras competiciones. Sentimos que todo esto era fruto del trabajo del Espíritu Santo en todos nosotros. Regresamos a casa con mucha felicidad, dando gracias a Dios, a Maria y a san Pablo por las gracias que habíamos recibido.

Sé que el viaje todavía será largo. Pero sé que nunca voy a estar sola. Tengo a san Pablo, que es mi Amigo, mi Maestro y mi Sabiduría. Estoy muy contenta por haber encontrado en este camino a Jesús Maestro.